En las rejas del cielo
mora la paz perpetua
Las aves vuelan quietas
Cerca de la existencia
El silencio habita en el árbol
De la bruma del tiempo
En las hojas de los vientos
Reproduce sus lagos
Deja huellas sin caminar
Todo te lo enseña al andar
En los números engañosos
Te ha de sermonear
Sabios y necios
Siempre los trata por igual
salvación y condena
ellos conocerán
Cuelgan de una cadena
Más fina que un alfiler
Más larga que el mar
Habitante de la eternidad
Mis letras se las ha llevado el viento
tal vez era necesario su ida
una muerte rápida y repentina
sin una cálida despedida
sin un beso en la mejilla
es una herencia perdida
Los números son pizcas inservibles
Que caminan entre susurros
retumban tictac, tic-tac
en forma de campanazos
que tienen un comienzo
y un nacimiento eterno
En los soplos de las almas
El polvo se va disipando
Las piedras van rodando
En las ramas del árbol blanco
en un mensaje sin respiro
reposa con calma
Entre la muchedumbre de las madrugadas
Las luces lucen más delgadas
Ellas iluminan un sendero
Esos que no tienen fin
Ni cuando amanecen
Ni cuando el sol resplandece
Siguen estando ahí
Ellas vuelven al camino sin letreros
Distante del mismo instante
Cercano a lo lejano
Las señales de las aves
Van llegando constantemente
De a poco se van agrupando
En un nido de concreto
Todas están empollando
Para volver al camino de los vientos
Si quieres zarpar a altamar
Primero búscate un mar
Un bote, unas botas
un anzuelo será necesario
el trayecto es muy largo
como para morir en la mitad
y no te olvides de empacar
el arma de los marineros
en el camino sin letreros
La bulla que no dejaba de hablar
y al silencio lo mandó a callar
Este se fue en la mañana
Para regresar en el anochecer
Junto a la luna y las estrellas
Complementan una gran obra
Que esconde un misterio
Entre la carretera y el cielo
En las lineas del pavimento
En el camino que recorre los vientos
