miércoles, 7 de diciembre de 2011

Meditando con un Mendigo

Las dulces anécdotas se agotaron de inventar cuentos. La hoja se secó, mientras el frasco de tinta tiene mucho más que contar. La libreta de apuntes se extravió en una de esas caminatas entre la multitud; en ellas disimulo un poco mi falta de existencia. Los guiones se vararon en las nubes nocturnas que adornan el cielo plagado de humo. Los pasos se tropiezan con las sombras que decoran la vereda. El paisaje cambia y cambia ;sin que este deje colocarme bien el disfraz sin antifaz. Los personajes siguen siendo iguales. Todos extraños. Un guerrero, un soldado, un bombero y un mendigo. Extraviados como un narrador sin voz. Emiten palabras que obtiene la atención de nadie. Buscan el camino de regreso hacia un lugar desconocido. Se tratan de guiar por señales que los lleva hacia ninguna parte. Ahora la mayoría de ellos se han convertido en náufragos. Perdiendo la calma por no hallar la ruta. El mendigo se les acerca y les pregunta: Porque sufrir por no alcanzar lo imposible, en vez de disfrutar de lo que es posible? Porque sufrir por volver hacia ninguna parte? tal vez ese sea su hogar como el mío. Yo fui alguna vez un hombre, después de perder mis riquezas me convertí en un sabio, y comprendí que fui liberado de esa esclavitud mental. Pertenecer a ningún sitio es más interesante, porque puedes seguir descubriendo otros. Nos tocó ser distintos a los demás; eso no quiere decir que sea malo. Al contrario, es posible que seamos más aptos para enfrentarnos a retos más complicados. Estoy seguro de que algo quiere decir el estar vivo, no sé que sea, pero espero tener el tiempo suficiente para valorarlo antes que deje de estarlo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Y cuando todo se vuelve...

Y cuando todo se vuelve más vacío que el tiempo. Las artes se diluyen en una miseria, se transforma en algo insignificante, triste y redundante. Ni las más dulces voces sacian al oído, ni los más bellos paisajes encantan a los otros sentidos. El aire asfixia, la sangre estorba, el corazón incomoda y el cerebro esta de sobra. Lo único que sigue siendo mi fiel compañero el Sueño. Me visita cuando recuesto mi cabeza sobre la almohada, da pasos con sosiego, se aproxima hacia mi como una ave silenciosa, no incomoda; incluso a su victima la trata con delicadeza mientras le arrebata parte de su realidad.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Debajo del ala del olvido

Las lágrimas que se callan

Los suspiros que se guardan

En el inconciente de la conciencia

Se amontonan en las arenas


Oh, cómo ellas claman tu nombre

Conociendo las ansías de este hombre

Desgarran las letras de Anacreonte

Arraigándolas de la rosa de los vientos


Una por una son arrancadas

Una por una son condenadas

Por las personas que alguna vez

Recitaban poemas en sus moradas


Al escribir poemas entre las pobres almas

Ellas gritaban con quietud ¡calma! ¡calma!

Mientras las veía y escuchaba

un tartamudeo invadió sus palabras

estremeciéndose entre sus platicas

ellas apaciguaron su flama


En la lengua de aquel orador

Comenzó a llenarse de esplendor

Porque los ríos se olvidaron

De ahogarlo con su dolor


Como estas suelen arder

en visiones vagas ,se las ve caer

en las plagas que atiborran el vacío

desparramando serpentinas en el polvo

debajo del ala del olvido

martes, 1 de noviembre de 2011

El último primer día


En una lúgubre madrugada me encontraba caminando en una calle descalza. Mi mirada contemplaba el paisaje fúnebre de la calzada; hojas decapitadas, rostros sin color; volaban y se arrastraban con una quietud que callaría al más necio, y haría gritar al más mudo de los sabios. Las esquinas estaban plagadas por cucarachas; anidando junto a botellas que los borrachos dejaban a medio acabar. Las arañas adornaban con sus redes a estos personajes. Los gusanos esperaban ansiosos; sin aguardar que se les forje lápida, emergieron en los desorientados polizones que pasaron a ser víctima de una barbarie. Ahogué cualquier exclamación, sostuve la respiración por unos segundos. No deseaba que mi presencia se notara; discretamente procedí a continuar con mi trayecto. Al intentar de salir de este sitio, el clima se volvía siniestro; el aire soplaba, y soplaba, me halaba consigo hacia ese terreno gris, hacia el reino de las ratas, en donde su princesa es una pirata. Ella mostraba un rostro pálido, una peluca descolorida, una sonrisa macabra, un garfio en la mano izquierda y una pata de palo; su vestido es ostentoso, lleno de lentejuelas, como si estuviera cubierta de espejos que reflejan la miseria ajena, excepto la de ella. En sus hombros se posaban dos aves: Un búho y un loro ciego. El primero realizaba la labor de ser sus ojos y el segundo, de ser su voz. Estas aves patrullan constantemente alrededor de su cabeza, dándole a conocer algunas anécdotas de cómo los buitres realizan su recorrido; pasan por cada árbol de cemento, en donde los humanos depositan sus almas, sus pensamientos y andanzas. Ellos se extraviaron en sus conocimientos; se extinguieron en el bosque que residía entre el cielo y el infierno. Criaturas torpes replicaba el loro. El búho objetó; aludiendo que ellos se desviaron por la falta de luz; el sol se había convirtido en un ser clandestino, se olvidó de asomarse durante siglos.
El sol fue condenado y partido en miles de pedazos, sus retazos se los encerró en varias bolas de cristal; repartiéndolos por el basto horizonte; separándolo en piezas pequeñas para que pierda su luminosidad, y así no pueda escapar con facilidad. Este fue convicto a un encierro perpetuo. Alguien rompió el sol, para que no habite en estas praderas. El sol perdió su intensidad, el cielo se tornó falto de luminosidad. Sonriendo la luna, se quedó con la eternidad. El loro pregunta ¿Quién fue capaz de encerrar al sol a tan semejante castigo? La pirata señala con su garfio a los buitres, y estos a su vez responden a una sola voz ¡pregúntale al búho! Cuando el loro le pregunta, el búho contesta: Ves aquel hombre que nos esta escuchando, pues el conoce la respuesta.

domingo, 30 de octubre de 2011

Otro Gato


Tenia un gato negro oscuro como la penumbra. Sus ojos eran más verdes que el dinero, más melancólicos que la muerte de un amor. Su maullido era igual de bullicioso que el silencio que habita en esta habitación. Mientras un murmullo agonizante falto de vida velaba en las paredes, el felino yacía oculto debajo de mi cama, no sabía de quien huía; tal vez de la muchedumbre; ellos carecen de agrado hacia los gatos negros, o tal vez de su propia sombra, esta, era tan clara en esa oscuridad, tan luminosa que aquel animal parecía compenetrar con ella; como si la luna y la noche fueran una junto a las estrellas. Tan maldita que hasta el mismo gato quería deshacerse de esta. Buscaba desaparecer sin dejar huella. La razón es sencilla y compleja a la vez. La sombra lo atormentaba, persiguiéndolo desesperadamente por toda la casa; no saciaba su sed con poseer mi sombra, también deseaba la de aquel gato. A él no lo dejaba solo en ningún instante, excepto cuando se escondía debajo de mi cama. En el momento que el gato terminó de ser acosado. El viento comenzó a golpear fuertemente mi ventana; con tremendo enojo que llego a convertirse en furia; voló algunas hojas hacia el piso, y romper el espejo que se hallaba cerca de mi. Estos actos evidenciaban la impotencia de la sombra, que siendo oscura no podía arrastrar a su victima; la silueta del gato no aparecía. Se desquitó conmigo, tomó mi reflejo y lo hizo mil añicos. De repente la oscuridad arribó, sin previo aviso, condenó a la sombra a quedarse sola; la exilió de los muros de mi alcoba durante minutos que se tornaron eternidades; los lapsos dejaron de existir. Las manecillas del reloj maullaban por cada suspiro. Las campanadas de las doce cesaron su latido. Todos los que conocí alguna vez se irán o se han ido. El gato negro estará conmigo, porque el son mis deseos perdidos.

Mi Realidad

Porque tengo que soñar con antiguos amores,

Ellos me trajeron temores, entre rumores

Esos que me suelen traer dolores

Los que no llevan consigo muchos colores

Excepto el gris, la pintura de los roedores

De los que encuentramos en la esquina de los traidores

Mis sueños, hay veces que se vuelven mis recuerdos

O mis pesadillas que alguna vez, fueron mis anhelos

Entre la confusion de mis pasos mal pisados

Cerca del gran desierto donde los hielos

Llueven, cayendo con gran estruendo

Mientras el calor va muriendo…muriendo…

Las lluvias se volvieron rios en los vientos

Y ahora los libros escriben sus cuentos

Porque todos se volvieron lentos

Y ya no existe ningun tipo de juramento

Que pueda hacerlos volver alla dentro

Alla junto a esa gran caja llamada feretro

No hay nada que velar excepto a los escritores

Que con sus plumas explotaban paredes

Y hacian sonar esas armas que con tambores

Retumbaban y hacian caer a los huéspedes

De las vanidades de los pobladores

Del mundo de la fantasia…ellos no fueron soñadores

El rayo de sol reflejaba desde lo alto de la gran piedra

Tiñiendo de claridad hasta la mas oscura hiedra

Sacando a la luz todo lo oculto, todo de tierra

Lo sucio y lo enpolvado en las flores primavera

Dio la cara al final de la cruda carretera

Llevando consigo un reloj y su cartera

Los caminos se volvieron polvorientos de azufre

Y ellos se estan acumulando en un cofre

Para otagarselos a otros que estan llenos de cobre

A esos idolos que no comen, ni viven, ni sufren

De los cuales las grandes corporaciones se nutren,

Se adueñan de las mentes, a ellos todos recurren

viernes, 7 de octubre de 2011

¿Cómo nos complicamos la existencia?

Tengo un libro que me ha metido en problemas

Porque asume las historias que hace la cabeza

crea situaciones irreales que nunca se dieron

asume decisiones sin consultar primero

por más que no muchas veces no parezca

¿Cómo nos complicamos la existencia?

Las cosas simples las volvemos complejas

de un cubo hacemos un rompecabezas

creemos que no las sabemos todas

mientras buscamos en los demás una respuesta

Acaso dejaron de existir las sorpresas?

¿Cómo nos complicamos la existencia?

jueves, 6 de octubre de 2011

A todas horas del día

En las líneas de lo ordinario rueda la rutina

En el alambrado eléctrico de la cornisa

silva la brisa sin mucha prisa

aguardando como aves de rapiña

rondan en círculos en un camino sin tiza

que marca un rumbo sin divisa

A todas horas del día

Las llamas de los corazones cautivos

Yacen cubiertas con rostros oprimidos

Acumulando plumas en los nidos

Enterrando el delirio en un monte

Esperan que se pose una paloma

Que les señale el sol en el horizonte

A todas horas del día

Ahogados en la quietud de las palabras

Los monumentos susurran sosiego

Cerca de los sordos tropiezan los ciegos

oyendo en los muros de sus mentes

el silencio que inunda el pensamiento

con un tono bastante elocuente

A todas horas del día

Las nubes estériles apuntan hacia un norte

Que se traza constantemente

Caminando entorno al instante

Con una mirada disipa el aliento

Que va soplando hacia el rincón

Donde surge el antiguo viento

A todas horas del día

sábado, 24 de septiembre de 2011

No seas Iluso

Cuidado de los que piden muchos favores

Son prestamistas sin devoluciones

Mientras acumulan deudas en sus labores

Ellos andan hechos los cobradores

No seas iluso, no seas necio

Oculta tu retrato atrás del espejo

Socorro les brindan los que aún

no han sido víctimas de sus artimañas

Aspirarte hasta las lagañas

Con sus cuentos llenos de patrañas

No seas iluso, no seas necio

Oculta tu retrato atrás del espejo

Auxilio te gritaran con voz de ambulancia

Rogándote una porción de esperanza

Tomarán más allá de tu mano estirada

Se tragaran tu corazón de lana

No seas iluso, no seas necio

Oculta tu retrato atrás del espejo

Son peor que tu enemigo más frívolo

Te succionan hasta el final del latido

Peor que las arenas movedizas

Te ahogarán sin despedidas

No seas iluso, no seas necio

Oculta tu retrato atrás del espejo

Si tienes una pista de estos parásitos

No lo pienses dos veces, date prisa

comienza a exterminar esta plaga

antes de que te quedes sin sonrisa

No seas iluso, no seas necio

Oculta tu retrato atrás del espejo