jueves, 6 de octubre de 2011

A todas horas del día

En las líneas de lo ordinario rueda la rutina

En el alambrado eléctrico de la cornisa

silva la brisa sin mucha prisa

aguardando como aves de rapiña

rondan en círculos en un camino sin tiza

que marca un rumbo sin divisa

A todas horas del día

Las llamas de los corazones cautivos

Yacen cubiertas con rostros oprimidos

Acumulando plumas en los nidos

Enterrando el delirio en un monte

Esperan que se pose una paloma

Que les señale el sol en el horizonte

A todas horas del día

Ahogados en la quietud de las palabras

Los monumentos susurran sosiego

Cerca de los sordos tropiezan los ciegos

oyendo en los muros de sus mentes

el silencio que inunda el pensamiento

con un tono bastante elocuente

A todas horas del día

Las nubes estériles apuntan hacia un norte

Que se traza constantemente

Caminando entorno al instante

Con una mirada disipa el aliento

Que va soplando hacia el rincón

Donde surge el antiguo viento

A todas horas del día

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