En las líneas de lo ordinario rueda la rutina
En el alambrado eléctrico de la cornisa
silva la brisa sin mucha prisa
aguardando como aves de rapiña
rondan en círculos en un camino sin tiza
que marca un rumbo sin divisa
A todas horas del día
Las llamas de los corazones cautivos
Yacen cubiertas con rostros oprimidos
Acumulando plumas en los nidos
Enterrando el delirio en un monte
Esperan que se pose una paloma
Que les señale el sol en el horizonte
A todas horas del día
Ahogados en la quietud de las palabras
Los monumentos susurran sosiego
Cerca de los sordos tropiezan los ciegos
oyendo en los muros de sus mentes
el silencio que inunda el pensamiento
con un tono bastante elocuente
A todas horas del día
Las nubes estériles apuntan hacia un norte
Que se traza constantemente
Caminando entorno al instante
Con una mirada disipa el aliento
Que va soplando hacia el rincón
Donde surge el antiguo viento
A todas horas del día
No hay comentarios:
Publicar un comentario