domingo, 30 de octubre de 2011

Otro Gato


Tenia un gato negro oscuro como la penumbra. Sus ojos eran más verdes que el dinero, más melancólicos que la muerte de un amor. Su maullido era igual de bullicioso que el silencio que habita en esta habitación. Mientras un murmullo agonizante falto de vida velaba en las paredes, el felino yacía oculto debajo de mi cama, no sabía de quien huía; tal vez de la muchedumbre; ellos carecen de agrado hacia los gatos negros, o tal vez de su propia sombra, esta, era tan clara en esa oscuridad, tan luminosa que aquel animal parecía compenetrar con ella; como si la luna y la noche fueran una junto a las estrellas. Tan maldita que hasta el mismo gato quería deshacerse de esta. Buscaba desaparecer sin dejar huella. La razón es sencilla y compleja a la vez. La sombra lo atormentaba, persiguiéndolo desesperadamente por toda la casa; no saciaba su sed con poseer mi sombra, también deseaba la de aquel gato. A él no lo dejaba solo en ningún instante, excepto cuando se escondía debajo de mi cama. En el momento que el gato terminó de ser acosado. El viento comenzó a golpear fuertemente mi ventana; con tremendo enojo que llego a convertirse en furia; voló algunas hojas hacia el piso, y romper el espejo que se hallaba cerca de mi. Estos actos evidenciaban la impotencia de la sombra, que siendo oscura no podía arrastrar a su victima; la silueta del gato no aparecía. Se desquitó conmigo, tomó mi reflejo y lo hizo mil añicos. De repente la oscuridad arribó, sin previo aviso, condenó a la sombra a quedarse sola; la exilió de los muros de mi alcoba durante minutos que se tornaron eternidades; los lapsos dejaron de existir. Las manecillas del reloj maullaban por cada suspiro. Las campanadas de las doce cesaron su latido. Todos los que conocí alguna vez se irán o se han ido. El gato negro estará conmigo, porque el son mis deseos perdidos.

Mi Realidad

Porque tengo que soñar con antiguos amores,

Ellos me trajeron temores, entre rumores

Esos que me suelen traer dolores

Los que no llevan consigo muchos colores

Excepto el gris, la pintura de los roedores

De los que encuentramos en la esquina de los traidores

Mis sueños, hay veces que se vuelven mis recuerdos

O mis pesadillas que alguna vez, fueron mis anhelos

Entre la confusion de mis pasos mal pisados

Cerca del gran desierto donde los hielos

Llueven, cayendo con gran estruendo

Mientras el calor va muriendo…muriendo…

Las lluvias se volvieron rios en los vientos

Y ahora los libros escriben sus cuentos

Porque todos se volvieron lentos

Y ya no existe ningun tipo de juramento

Que pueda hacerlos volver alla dentro

Alla junto a esa gran caja llamada feretro

No hay nada que velar excepto a los escritores

Que con sus plumas explotaban paredes

Y hacian sonar esas armas que con tambores

Retumbaban y hacian caer a los huéspedes

De las vanidades de los pobladores

Del mundo de la fantasia…ellos no fueron soñadores

El rayo de sol reflejaba desde lo alto de la gran piedra

Tiñiendo de claridad hasta la mas oscura hiedra

Sacando a la luz todo lo oculto, todo de tierra

Lo sucio y lo enpolvado en las flores primavera

Dio la cara al final de la cruda carretera

Llevando consigo un reloj y su cartera

Los caminos se volvieron polvorientos de azufre

Y ellos se estan acumulando en un cofre

Para otagarselos a otros que estan llenos de cobre

A esos idolos que no comen, ni viven, ni sufren

De los cuales las grandes corporaciones se nutren,

Se adueñan de las mentes, a ellos todos recurren

viernes, 7 de octubre de 2011

¿Cómo nos complicamos la existencia?

Tengo un libro que me ha metido en problemas

Porque asume las historias que hace la cabeza

crea situaciones irreales que nunca se dieron

asume decisiones sin consultar primero

por más que no muchas veces no parezca

¿Cómo nos complicamos la existencia?

Las cosas simples las volvemos complejas

de un cubo hacemos un rompecabezas

creemos que no las sabemos todas

mientras buscamos en los demás una respuesta

Acaso dejaron de existir las sorpresas?

¿Cómo nos complicamos la existencia?

jueves, 6 de octubre de 2011

A todas horas del día

En las líneas de lo ordinario rueda la rutina

En el alambrado eléctrico de la cornisa

silva la brisa sin mucha prisa

aguardando como aves de rapiña

rondan en círculos en un camino sin tiza

que marca un rumbo sin divisa

A todas horas del día

Las llamas de los corazones cautivos

Yacen cubiertas con rostros oprimidos

Acumulando plumas en los nidos

Enterrando el delirio en un monte

Esperan que se pose una paloma

Que les señale el sol en el horizonte

A todas horas del día

Ahogados en la quietud de las palabras

Los monumentos susurran sosiego

Cerca de los sordos tropiezan los ciegos

oyendo en los muros de sus mentes

el silencio que inunda el pensamiento

con un tono bastante elocuente

A todas horas del día

Las nubes estériles apuntan hacia un norte

Que se traza constantemente

Caminando entorno al instante

Con una mirada disipa el aliento

Que va soplando hacia el rincón

Donde surge el antiguo viento

A todas horas del día