Soy pobre en alma, soy pobre en espíritu, no tengo nada más que pertenecer
al olvido. Soy todo lo que frustración puede concebir en una persona. Soy el
nido donde las ratas moran. Me asombro de todo tan deprisa, que cuando despierto
ya no tengo ojos por los que quiera desear. No tengo nada que dar, ni una
sonrisa sincera, ni una lágrima fugitiva que se escape por este caparazón de
polvo. Sólo tengo estás palabras vagas que se sumergen en este lamentar.
viernes, 22 de febrero de 2013
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